![]() Quiero Vivir un documental de Muriel Brener |
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![]() UN DOCUMENTAL DE MURIEL BRENER Estreno nacional el 14 de Junio 2006 Reestreno
en el Latina del 20 al 26 de septiembre, CINEMA LE LATINA 20 rue du Temple
La manera de enfrentarse a una miseria habla de todas las miserias.
Para esta película, escogí conocer a un grupo de niños de la calle en un momento en particular de sus vidas. Estos jóvenes forman parte de una institución, « Enda Bolivia », que les da la oportunidad de salir de la situación en la que se encuentran.
El querer conocerlos en ese momento de sus vidas es un eje de trabajo y una toma de posición.
Escogí estar allí en el momento en que las cosas pueden arreglarse, es decir, cuando se les presenta la posibilidad de salir adelante.
En efecto, creo profundamente en el concepto de resiliencia, que dió a conocer en Francia Boris Cyrulnik. Según él, las personas con las que se encuentre en su camino y las casualidades pueden permitir a cualquier niño lastimado reconstruirse y convertirse en un adulto con una vida plena. Esto no significa que, para lograrlo, no tendrán que sacrificar una parte de ellos. Para estos niños, lo primordial es recuperar su autoestima y la confianza en sí mismos, y es a esto que se dedica especialmente Enda Bolivia.
Escogí concentrarme en la situación de los jóvenes en lugar de en los adultos en dificultades pensando en la niña que hay en mí, y porque una niñez desdichada es para mí lo más insoportable del mundo.
Escogí ir a Bolivia porque la población de ese país de Latinoamérica es una de las más desfavorecidas del mundo, porque es el único en el que el 70% de los habitantes son indígenas pero son pocos quienes se preocupan por ellos, porque no está a la moda y sin embargo tiene una historia rica y apasionante.
Llegué en septiembre de 2002. El proceso de localización tomó 6 semanas. Era el mínimo de tiempo que hacía falta para poder entrar en contacto con los jóvenes, que ellos me aceptaran y que pudieran surgir momentos privilegiados. Regresé tres meses después para no perder el contacto con ellos. La confianza se estableció muy rápidamente y con más intensidad porque yo había cumplido con mi promesa de regresar pronto. Estábamos en febrero de 2003. Apenas una semana después de mi llegada, el 12 y 13 de febrero, comenzaron los motines, primicias de los acontecimientos que se produjeron recientemente. Era inevitable tomarlos en cuenta, sobre todo porque mi personaje principal es un apasionado de la política.
El filmar a algunos de estos jóvenes que han sido capaces y han tenido la suerte de superar tantos problemas transmite un mensaje de esperanza. A través de sus actos y de su capacidad de resistencia, nos llenan de optimismo.
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